sábado, 29 de abril de 2017

CÓMO VIVIR PLENAMENTE LA TERCERA EDAD

CÓMO VIVIR PLENAMENTE LA TERCERA EDAD
 

Filipenses 3.12-17; 4.10-13; Salmo 1.1-3
Cómo vivir plenamente la tercera edad
 
Introducción
 
Considero que vivir plenamente es vivir intensamente, satisfactoria o felizmente. Una cosa es plena cuando está llena, colmada, rebosante. Cada edad tiene desafíos y oportunidades para vivir plenamente, lo importante es vivir cada cosa en su momento. Los adultos mayores tenemos que aprender a vivir plenamente de acuerdo con nuestras realidades ya que ellas determinan la calidad de nuestras vidas y las posibilidades de disfrutarla.
 
Tenemos que vivir plenamente de acuerdo con
 
1- Nuestra edad. El sabio Salomón escribió que Dios hizo la vida humana hermosa para ser vivida en su tiempo, (Eclesiastés 3.11) Por ese motivo tenemos que disfrutar cada etapa de la vida, incluso esta que nos toca vivir. Recordamos que Caleb decía a los 85 años  que tenía todo el vigor de su juventud, cuando realmente lo que tenía era el entusiasmo, la experiencia, la sabiduría, la salud y las ganas de vivir y de seguir conquistando, especialmente la parte de la tierra  que Dios le había prometido, pero pudo hacerlo con la ayuda de toda su familia (Josué 14.6-15; 15.13-17). Tenemos que admitir que ya no tenemos la fuerza ni las posibilidades físicas para hacer muchas cosas, pero que podemos vivir plenamente de acuerdo con nuestra edad que determina en gran parte nuestra realidad física.
 
2- Nuestra salud física. Los años producen deterioros que son distintos en cada persona. Moisés murió a los 120 años teniendo  salud y vigor físico, como buena vista (Deuteronomio 34.7). Otros tienen distintas limitaciones como Isaac quien quedó ciego (Génesis 27.1). Lo importante es disfrutar  todas las cosas que tenemos y que la salud nos permita gozar. Es verdad que hay enfermedades dolorosas que nos limitan para hacer muchas cosas pero, esta verdad no debe impedirnos vivir intensamente. Pablo tuvo un  problema en la vista pero no se detuvo y siguió adelante con su misión (Gálatas 4.12-14; 6.11).
 
3- Nuestra salud emocional y neurológica. Diversas circunstancias pueden afectarnos emocional o neurológicamente generando depresión, mal de Parkinson o Alzheimer, entre otras muchas. Lo importante es no permitir que la autocompasión, el enojo y el aislamiento le resten calidad a nuestra vida. El mal carácter, la irritabilidad y las agresiones afectan las relaciones interpersonales y hacen más difícil nuestras vidas y las de aquellos que nos aman. Podemos vivir con paz y gozo espiritual con la gracia del Señor. Sin su ayuda es imposible.
 
4- Nuestra situación social. Algunos tienen problemas económicos, otros familiares o  habitacionales. Esto motiva que algunos terminen en hogares para ancianos o en geriátricos y se sienten abandonados por los suyos especialmente, cuando no los visitan. Para vivir plenamente es fundamental aceptar las realidades que nos tocan vivir. Pablo pasó varios años en la cárcel siendo un adulto mayor. ¿Qué hizo? Escribió cartas como Filipenses, 1 y 2 a Timoteo y a Tito entre otras. También predicó y enseñó, (Hechos 28.30,31; Filipenses 1.12,13).
 
5- Nuestra realidad espiritual. Tenemos que analizar nuestra relación con Dios, ¿Somos sus hijos? ¿Tenemos la seguridad del perdón de nuestros pecados y de poseer la vida eterna? Si ya somos cristianos: ¿Cómo estamos viviendo nuestra fe? Tenemos que recordar que seguimos siendo mayordomos y por lo tanto responsables de servir al Señor hasta que nos llame a su presencia. Tenemos que cultivar nuestra vida espiritual porque eso nos permitirá ser como árboles plantados juntos a un arroyo que sigue fructificando (Salmo 1.1-3, 92.12-15). No debemos permitir que las malezas del pecado, la desidia y el descuido de nuestra vida devocional nos haga perder la fe, la alegría y la confianza en el Señor. Pablo, siendo mayor y estando preso escribió que seguía creciendo en el conocimiento del Salvador (Filipenses 3.12-17). Su fidelidad y búsqueda de crecimiento espiritual constituye un modelo de vida para los cristianos que lo conocían, y para nosotros por medio de sus escritos.
 
Tenemos que hacer prevención para vivir plenamente ¿Cómo?
 
1- Cuidando nuestra salud física Tenemos que hacer los controles y los tratamientos correspondientes. En la medida que podamos hagamos algún tipo de ejercicios o actividades para mantenernos ágiles.
 
2- Cuidando nuestra salud emocional, No debemos permitir que nos dominen malas emociones y sentimientos como el enojo, la ira, los  resentimientos, etc. (Efesios 5.29-31).
 
3- Cuidando nuestra relación con Dios  Para lograrlo debemos cultivar nuestra vida espiritual leyendo la Biblia, orando, escuchando música cristiana, mensajes y programas que nos inspiren y mantengan siempre deseosos de seguir creciendo en nuestra vida espiritual. Es importante que, en la medida que podamos asistamos a  las actividades de la iglesia y que prestemos algún servicio (Hebreos 10.23-25).
 
4- Aceptando nuestras limitaciones pero sin darnos por vencido. Si no podemos correr, caminemos, si no podemos caminar vayamos en silla de ruedas. Si no podemos leer, escuchemos. No nos amarguemos por lo que no podemos hacer y busquemos de hacer lo que sí podemos y hagámoslo con gozo y gratitud y como para el Señor (Colosenses 3.16,17).
 

Sugerencias prácticas para vivir plenamente la tercera edad
 
1- Vivamos cada día con gozo y gratitud, como el apóstol Pablo sepamos estar contentos con nuestra situación, (Filipenses 4.11-13). El podía gozarse, aun en la cárcel, porque encontraba en Cristo el poder y la gracia para sentirse bien a pesar de los problemas y las necesidades que tenía. De acuerdo con nuestra personalidad evidenciaremos mayo o menor alegría, lo fundamental es tener gozo y paz en el Salvador (Filipenses 4.1). Cuando tenemos problemas emocionales esto es más difícil pero no imposible ya que el Señor nos da paz y contentamiento aun en medio de la tristeza (Filipenses 4.4).
 
2- Llenemos nuestra mente de buenos pensamientos, (Filipenses 4.8). Para lograrlo tenemos que llenar nuestra mente de cosas buenas, recuerdos, pasajes bíblicos, cita de libros, etc. Si no llenamos nuestra mente de cosas buenas, las malas nos invadirán y angustiarán. En la medida que vamos perdiendo movilidad y capacidad para hacer cosas, tenemos que ocupar nuestra mente con cosas positivas e incrementar nuestro tiempo de intercesión a favor de tantas personas que necesitan ser respaldadas con nuestras oraciones (Efesios 6.18-20).
 

3- Tengamos proyectos, aunque sean pequeños, Pablo estaba preso pero tenía planeado salir y visitar a los hermanos de Filipos y a Filemón (Filipenses 1.21-26; Filemón 22). Tenemos que tener proyectos para mañana, para la semana entrante y, si es posible, para meses más adelante. No deben ser proyectos imposibles de concretar. Pueden ser cosas simples desde leer un libro hasta dedicar un tiempo cada día para llamar a personas por teléfono para acompañarlos o evangelizarlos.
 
4- Seamos tan activos como nuestra salud lo permita. Aprovechemos toda oportunidad que se nos presente (Romanos 12.11). Seamos proactivos, esto es, personas que siempre están pensado en hacer cosas nuevas. Estar activos nos anima, nos entusiasma y nos libra de la autocompasión. Otra virtud que debemos cultivar es la paciencia: paciencia con nosotros mismos, con nuestros dolores y con los demás (Tito 2.2).
 
5- No perdamos la esperanza. Esta esperanza va de esperar  mejorar, si estamos enfermos, hasta la esperanza de que el Señor  vendrá a buscarnos para darnos nuestra corona. Pablo tenía esa certeza y eso le impulsaba a seguir viviendo en forma activa hasta su muerte (2 Timoteo 4.6-8).
 
6- Seamos agradecidos (1 Tesalonicenses 5.16-18). La gratitud nos permite disfrutar lo que tenemos, sin sobredimensionar lo que nos falta. La gratitud nos llena de alegría porque nos permite reconocer que todo lo que tenemos es un don del Señor. Nos regocijamos por su bondad y provisión. Pero, como muchas veces tenemos carencias y dificultades, sólo nos gozaremos por todo, cuando oramos sin cesar y vivimos llenos del Espíritu Santo (Efesios 5.18-20).
 
7- Confiemos plenamente en la gracia y en el amor del Señor. Esta fe nos permitirá saber que nada nos pasará sin que el Señor lo permita, y que todo contribuirá para nuestro bien espiritual y eterno y que nada ni nadie nos separará del amor de Dios  (Romanos 8.28-39).  Creer esta verdad nos consuela cuando la angustia nos invade y nos sentimos solos o incomprendidos (Salmo 40.16,17). Por otro lado tenemos la seguridad que Él tiene el poder para sanarnos si esa es su voluntad o para concedernos su gracias para sobrellevar nuestro dolor con paz y gozo, como fue la experiencia del apóstol Pablo (2 Corintios 12.7-10).
 
Conclusión
 
Podemos vivir en plenitud en la medida que somos llenos de la presencia del Espíritu Santo. Esa presencia divina nos permite sentirnos acompañados, protegidos, ayudados y fortalecidos. Como Pablo podremos decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4.13).
 
Apreciado adulto mayor, lo animo para que se fortalezca  y se goce en  el Señor y viva plenamente, en la medida de sus posibilidades. Acepte las realidades de su vida como parte de la voluntad de Dios para usted y trate de gozar al máximo de todas las cosas que tiene, sin  quejarse de aquellas que no tiene. Recuerde que, con la gracia de Dios, podemos disfrutar de la tercera edad, que es una de las etapas de la vida que él hizo hermosa para ser vivida plenamente a su tiempo.
 
Rogelio Nonini
22-04-017
 
 
 
 
 

sábado, 11 de octubre de 2014

La educación de los hijos Proverbios 22.6




La educación de los hijos
Proverbios 22.6

Introducción

Muchos padres están muy preocupados porque cada día es más difícil educar a los hijos. La pérdida de valores, las agresiones, la falta de diálogo, la influencia de los medios e Internet, complican la noble tarea de ser padres. Según su propia experiencia: ¿Cuáles son los principales problemas que tienen para educar a sus hijos? ¿Cuál es la causa que más deterioró los principales valores y principios de vida, como son: el amor, el respeto, la solidaridad, la humildad y la obediencia, entre otros? ¿Creen que el gran problema actual de la violencia y de la delincuencia juvenil es el resultado del fracaso de la familia?

Tenemos que recordar que Dios creó la institución del matrimonio y de la familia, y que su propósito fue que la misma sea la base de una sociedad justa y amorosa, donde todos se sentirían incluidos y protegidos. Que disfrutaran de las relaciones interpersonales, de las maravillas del planeta y de la comunión con el Creador, que les daría calidad de vida. La caída de Adán y Eva generó esta sociedad violenta y perversa que hoy nos sorprende por su indiferencia espiritual y por su maldad. Analizaremos el tema propuesto estudiando algunas preguntas básicas:

¿Cuándo comienza la educación de los hijos?

1-   Alguien contestó esta pregunta expresando que la educación comienza con la abuela que educa a su hija para que sea una buena madre.
2-   Podemos decir que comienza con los padres, quienes deben estar capacitados para ser padres responsables.
3-   Durante la gestación el feto percibe el ambiente, las tensiones y la aceptación. Cantar, dialogar con el bebé, evitar toda situación de estrés, etc. permitirán que el niño nazca con mayores posibilidades de tener una vida correcta.
4-   Los primeros tres años. “Que cada padre y madre entiendan que cuando su hijo tiene tres años han hecho más para formar su carácter que todo lo que tendrán que hacer en el resto de su vida.” (Horacio Bushnell, Enciclopedia. De citas morales y religiosas).

¿Quiénes son responsables de la educación de los hijos?

1-   Los padres, ambos son responsables, aunque la madre generalmente pasa más tiempo con los niños.
2-   Los abuelos, pueden colaborar, pero no deben malcriarlos y menos desautorizar a los padres. No deben meterse si no los llaman.
3-   La familia. Si es una familia unida pueden cooperar, especialmente los que tienen niños, para orientarlos y, en caso que ambos trabajen, cuidándolos.
4-   La escuela. Los padres no deben esperar que los niños sean formados en la escuela, sí deben asistir para adquirir conocimientos generales, pero los principios rectores de la conducta deben ser impartidos por los padres.
5-   La calle. Lamentablemente muchos chicos, cuyos padres se despreocuparon de ellos, tuvieron que aprender cosas importantes de la vida  en la escuela de la calle, que normalmente no enseña lo mejor.
6-   La Iglesia. Al igual que la escuela, la Iglesia debe complementar la educación que brindan los padres, pero no sustituirla.

¿Cómo educarlos?

1-   Con el ejemplo. Este es el mejor método, especialmente en los primeros años cuando los chicos imitan a sus padres. El la formación posterior el ejemplo es un argumento muy valioso para establecer principios y valores de vida.
2-   Con las palabras. Es muy importante escuchar y responder las preguntas que nos hacen nuestros niños por complicadas que sean. Nunca tenemos que mentirles, posponer la respuesta para evitar confrontarla y siempre tenemos que responder lo que nos preguntan y, de acuerdo con la edad y la madurez del niño, ampliar sus inquietudes avanzando en su formación.
3-   Poniendo límites. Estos deben ser claros, definidos y lógicos. Ellos deben saber porque los ponemos y que no cederemos a sus presiones porque están puestos para su bien y seguridad. Esos límites tendrán relación con: (a) horarios, estudios, descanso, recreación –TV. Computadora, jueguitos, etc. (b) amigos (c) fiestas. No es bueno que los niños tengan computadoras o aparatos de televisión en sus habitaciones. Tenemos cuando podemos hacer alguna excepción.
4-   Disciplinando correctamente. (Hebreos 12.9-11) Ellos deben saber las cosas que no deben hacer y la pena o castigo que tendrán si las quebrantan. Debe ser aplicada en el momento y proporcional a la inconducta y no a nuestro estado de nerviosismo. Debe ser lógica y el chico debe saber por qué es disciplinado. No golpearlo en forma brutal, no pegar en la cabeza y tirarle del cabello o de las orejas. No avergonzarlo delante de otras personas y considerar la mejor disciplina para ayudarlo a modificar su conducta, después de los 8-10 años no es aconsejable castigarlo físicamente. La disciplina mal aplicada puede generar resentidos sociales.
5-   Tratándolos con amor y respecto.  Nuestros hijos deben saber que los amamos y que la disciplina y las cosas que les damos son porque los amamos y deseamos lo mejor para ellos.
6-   Transfiriéndoles principios de vida y convicciones cristianas. Los chicos deben tener criterios propios para tomar decisiones. Deben saber por qué sí y por qué no. Estas convicciones les darán confianza en sí mismos.
7-   No desanimarlos ni escandalizarlos con nuestra conducta y actitudes. Tampoco tenemos que criticarlos hasta destruir su auto imagen, ni burlarnos de sus fracasos o defectos. Tampoco tenemos que generar luchas de poder, diciendo por ejemplo: si haces esto te pego. (Efesios 6.4; Colosenses 3.21).

¿Cuáles son las principales áreas en las que tenemos que educar a nuestros hijos?

1-   Emocional. Tenemos que ayudarlos para que tengan personalidades sanas. Lo que hagamos en los primeros años será fundamental. La autoestima, la aceptación de sí mismo son muy importantes.
2-   Intelectual. Tenemos que estimularlos para que estudien y desarrollen sus capacidades.
3-   Moral. Tienen que tener principios morales de vida. Ser amables, corteses, honestos y confiables. Deben aprender a decir la verdad siempre y a no mentir, ni copiarse en los exámenes, etc.
4-   Social. Tenemos que prepararlos para enfrentar la vida, para insertase en la sociedad.
5-   Espiritual. Proverbios 22.6; 2 Timoteo 3.14-17. Guiarlos a Cristo desde pequeños, ayudarlos a crecer espiritualmente, enseñarles a orar, leer la Biblia y asistir con gozo al templo. Ayudarlos a integrarse en la Iglesia y a cooperar de acuerdo con su edad y con sus capacidades. Guiarlos para que sean llenos del Espíritu Santo y para que amen a Dios con todo su entendimiento.
 
Conclusión

La educación de  los hijos es una tarea compartida entre el papá y la mamá. Deben formar un equipo donde los dos pongan lo mejor de sí para formar hombres y mujeres de bien. Personas que no sean destruidas por esta sociedad impía que cada día es más hostil y perversa. Nosotros los trajimos, por lo que somos responsables de darles a mejor formación integral para que puedan vencer, para que en Cristo puedan tener una vida hermosa y la gran esperanza de la eternidad con nuestro Señor.



Rogelio Nonini
Pastor jubilado de la Alianza Cristiana y Misionera Argentina. Escribió más de diez libros entre los que se destacan: Normas de ética para las Iglesias de la República Argentina, Tarea Pastoral, Conducta Ministerial, Conducta Cristiana,Para que seas un buen Ministro (comentario de las cartas pastorales),Cristo superior a Todos (comentarios de la carta a los Hebreos). La alegría de ser adulto feliz, Todavía servimos, El adulto mayor y su familia. Fue presidente de ACIERA, de La Alianza Cristiana y Misionera Argentina (ACMA), de la Agencia Misionera Aliancista del Cono Sur (AMACoS) de la Confraternidad Latinoamericana Aliancista (CLA). Sus libros pueden obtenerse a través de la Sociedad Bíblica Argentina o en la pagina.


jueves, 30 de julio de 2009

Preparando a tus hijos para el mundo virtual




Preparando a tus hijos para el mundo virtual



Los expertos dicen que quitar Internet de tu casa no es la repuesta.
ENFOQUE EN LA SEGURIDAD
Aunque Internet brinda inmensos recursos educativos para los niños, también esconde un peligro: los abusadores sexuales usan Internet para enmascarar su identidad y cultivar relaciones con niños. De la misma manera que les enseñas a tus hijos cómo enfrentarse a los peligros del mundo real, tienes que prepararlos para la vida en el mundo virtual.

1-No desconectes. Los expertos dicen que quitar Internet de tu casa no es la repuesta, ya que tus hijos tienen acceso a computadoras en muchos otros lugares. Poner la computadora familiar en un lugar transitado te permitirá monitorear con mayor facilidad las actividades de tus hijos cuando se conectan.

2-Supera tu tecnofobia. Uno de cada cinco padres y tutores conocen los códigos y las claves de Internet, los mensajes instantáneos y las direcciones de correo electrónico que usan sus hijos. Menos del 5 por ciento de los padres y tutores está familiarizado con abreviaturas de Chat utilizadas comúnmente, tales como PSH (padre sobre el hombro).

3-Si no te sientes seguro en el plano tecnológico, asiste a un curso o lee un libro para aprender lo básico, y pídele a tus hijos que te enseñen lo que saben sobre computación.

4-Habla con tus hijos acerca de la seguridad online. Establece normas básicas para el acceso a Internet. Estas pueden incluir cuándo y con qué frecuencia pueden conectarse tus hijos; cómo proteger su identidad; cuándo rechazar una comunicación que los hace sentir incómodos, confundidos o asustados; cuándo consultar con el padre o el tutor antes de encontrarse con personas que conocen a través de Internet, y cómo respetar los derechos de los demás mientras están online.

5-No tengas miedo de preguntar con quién charlan tus hijos cuando están conectados. Después de todo, tú no dejarías que tus hijos fueran a la casa de otra persona sin saber quién es.

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Con autorizacion de
Sigueme Network 27/7/09
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viernes, 18 de julio de 2008

Articulo La Iglesia: Una comunidad terapéutica

La Iglesia: Una comunidad terapéutica
Psicología Pastoral

¿Qué es la Iglesia?

Voy a presentar con dos definiciones. La primera la tomo de mi libro Psicología Pastoral de la Iglesia. Es un conjunto de personas que:

1.- Confiesan a Jesucristo como Señor y Salvador personal,

2.- Conservan sus características individuales distintivas,

3.- Adoran juntos a Dios.

4.- Interactúan entre si a la luz del Evangelio para su mutuo enriquecimiento, y

5.- Colaboran con Dios para el logro de la redención de todo el hombre y de todos los hombres.

La segunda definición es muy sencilla: La Iglesia es una Comunidad Terapéutica.

Al afirmar la naturaleza terapéutica de la Iglesia estamos aceptando que en su seno existe la salud y la enfermedad. Desde tiempos de Jesús hasta nuestros días la Iglesia ha vivido en la permanente tensión entre lo que es y lo que debe llegar a ser. Si bien es el propósito de nuestro Señor "Presentársela a si mismo, una Iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (Efesios 5:27), a través de la historia encontramos multitud de manchas y arrugas en la vida de la Iglesia.

Jesús funda la Iglesia-Comunidad Terapéutica

Jesús se dirige a la asamblea multitudinaria (Iglesia) reunida a su alrededor en lo mas alto de la montaña y les dice: "Vosotros sois la sal de la tierra....vosotros sois la luz del mundo". Es evidente que su mensaje es dirigido a toda la Iglesia y no solo a un grupo clerical, los apóstoles. Mateo 5:1 nos muestra claramente que Jesús subió a la colina porque había visto a la multitud y quería que ésta le viera y le escuchara.

Nuestro Señor sabía que la multitud que lo rodeaba estaba integrada por personas imperfectas, por enfermos morales, espirituales, mentales y físicos. A pesar de esa realidad la multitud, para Jesús, se había convertido en una comunidad terapéutica por el sólo hecho de congregarse alrededor de El. Les dice: "Vosotros sois...", el verbo está en presente de indicativo, no en futuro. No dice seréis, sino YA SOIS. El modo indicativo muestra lo que una persona es, el modo imperativo lo que debe ser.

A lo largo de todo el capítulo cinco del Evangelio según San Mateo aparece la tensión existencial entre lo que YA SON y lo que TODAVIA LES FALTA. Esta tensión se expresa a través del binomio: "Oísteis que fue dicho a los antiguos.....MAS YO OS DIGO". Después de mostrarles una moral superior a la que conocían, presenta a sus oyentes, la meta que deben alcanzar: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Tm. 5:48). Aquí utiliza el modo imperativo. Este versículo podría traducirse así: "SED plenamente humanos así como vuestro Padre Celestial ES plenamente Dios". Así traducido, el modo indicativo es para Dios y el imperativo para el hombre.

En este texto hay dos polos, uno representado por los versículos 13 al 16 y el otro por el versículo 48. En el primero dice a la multitud integrada por personas con todo tipo de imperfecciones: "Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo". La sal no sólo sirve para dar sabor, en tiempos bíblicos era muy valorada porque evitaba la putrefacción de las carnes. Conservar los valores humanos, como la sal hace posible la conservación de la existencia material, sigue siendo el desafío de Dios a la Iglesia-comunidad terapéutica. El hecho de que esta pequeña comunidad va a iluminar al mundo con la luz recibida de Jesucristo es tan evidente como una ciudad edificada sobre un monte, no se la puede esconder. Jesús añade: "Así alumbre (modo imperativo en griego) vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestra obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (5:16).

Toda comunidad cristiana es terapéutica porque se congrega en torno a Jesucristo y por lo tanto, las personas que a ella se aproximan pueden recibir su influencia sanadora. Es terapéutica, además, en el sentido de que todos sus integrantes son, o deben ser, conscientes del abismo existente entre lo que son y lo que deben llegar a ser. La acción terapéutica de la Iglesia se expresa, entonces, tanto a través del crecimiento personal de cada uno de sus miembros, como en la misión redentora y terapéutica con las personas que se aproximen a ella.

La función terapéutica de la Iglesia es otra manera de expresar su misión evangelizadora. Debemos recordar que el verbo griego terapeuo, de donde viene terapéutica, tiene como primer significado CUIDAR, el segundo es CURAR. Son muchos los textos bíblicos que señalan la necesidad de cuidarnos los unos a los otros. No tenemos tiempo hoy para ocuparnos de ellos.

La función de los líderes en la misión terapéutica de la Iglesia

Jesucristo es el terapeuta por excelencia. Cuando se sentó, para predicar su Sermón de la Montaña, sus discípulos vinieron a El. Posiblemente se sentaron a su lado. Hoy como ayer, en toda comunidad cristiana hay un pequeño grupo de personas que asumen una mayor responsabilidad en el ministerio de la Iglesia y por lo general se espera de ellos que estén un poco mas cerca de Cristo que los demás. No siempre es así.

Los líderes que vitalizan cada congregación local, como afirmé en mi definición de la Iglesia, deben interactuar entre si a la luz del Evangelio para el mutuo enriquecimiento y para colaborar con Dios para el logro de la redención de todo el hombre y de todos los hombres. Cuando esta interacción es de signo positivo, se parece a una estructura de hormigón que hace posible la seguridad de la vida de todos cuantos viven en un inmenso edificio de departamentos. Pero si la interacción es de signo negativo ese liderazgo es semejante a un hormigón armado con poco cemento que puede terminar en una tragedia. ¡Cuantos que ayer fueron fieles al Evangelio hoy se encuentran alejados por el destructivo mal ejemplo de quienes habían sido colocados por el Señor para ser el sostén de la Iglesia de Dios!

¿Por qué ocurre esta triste experiencia en tantas congregaciones? En mi opinión, esto se deba a un aspecto de mi definición de la Iglesia: "Conservan sus características individuales distintivas". Cada creyente, al convertirse, produce algunos cambios internos, pero siempre dejando intacta su estructura psíquica. Esta estructura se consolida dentro de los seis primeros años de vida. Después, todo es pura repetición. No es posible realizar cambios estructurales. Lo mismo ocurre con un edificio, podemos adaptarlo para que sea: Casa de velatorios, hotel, monasterio, escuela, etc. Pero no podemos tocar la estructura porque el edificio se viene abajo. Hay personas que hacen daño a la Iglesia sin saberlo, en algunos casos, creyendo que con su acción sirven a Dios. Un buen ejemplo es el de Saulo de Tarso camino a Damasco. La función terapéutica de la Iglesia, bajo el señorío de Jesucristo, puede convertir a muchos Saulos de Tarso de hoy en proclamadores de la Palabra.

Jesucristo es el terapeuta de los líderes de la Iglesia, los quiere a su lado, como en el Sermón de la Montaña. Es bueno releer en las Escrituras lo que fueron sus discípulos originales antes de encontrarse con El, lo que fueron durante su ministerio y lo que llegaron a ser después de su muerte, resurrección y presencia del Espíritu Santo. Como El le dio un nuevo sentido a la vida de sus discípulos del Siglo I, también quiere transformar las vidas de los dirigentes de hoy. Es la certeza de la presencia de Dios lo que convierte a una persona común en un dirigente de la Iglesia de Jesucristo. Debemos procurar esa presencia en nuestras vidas cada dia.

Naturaleza terapéutica de la fe cristiana

El encuentro con Dios como Padre:

"Sed....como vuestro Padre que está en los cielos". Esto implica el reconocimiento de que estamos en falta. Es muy difícil llegar a ser tan humanos como Dios es Dios. Solemos tomar a nuestro padre terrenal como modelo del Otro Padre. Así algunos se crean padres imaginarios terribles y persecutorios sin tener en cuenta el Padre Real que nos revela Jesucristo. EL DIOS DEL AMOR.

En la vida de cada persona existe una tensión existencial entre la rebeldía y la sumisión para con sus respectivos padres. En algunas personas la rebeldía o la sumisión total conduce a expresiones religiosas o antireligiosas que son fundamentalmente neuróticas.

En la pedagogía divina los padres desempeñan un papel muy importante como modelo de la relación padre-Dios. Todos nacemos en situación dependiente de seres todopoderosos que nos trascienden. Desde la perspectiva de un niño los padres lo saben todo. La primera oración humana es el llanto del niño que todavía no sabe hablar. Ruega a los seres poderosos y, por lo general, su oración es escuchada y atendida.

Todo ser humano necesita del amor y del apoyo de ambos padres. El clima de amor y seguridad del hogar son elementos indispensables para la adecuada formación de la personalidad. Al mismo tiempo, el reconocimiento de Dios como Padre, que no tiene los defectos del propio, a quien no hay que idealizar porque es ideal y perfecto; al cual es posible someterse sin alienarse porque nos concede la suficiente libertad para expresar nuestra creatividad, conduce al ser humano a la plenitud de la vida espiritual y emocional.

El encuentro con la Iglesia como familia de Dios.

Cada uno de nosotros lleva detrás, como su sombra, una historia que es singular, única. El niño debe aprender, además, a interactuar con sus hermanitos. Frente a éstos también existe una tensión, en este caso entre la competición y la camaradería. Cuando la competición se convierte en actitud de vida se expresa en todos los aspectos de la convivencia.

Hay personas que viven casi permanentemente creando situaciones tensas en las congregaciones a las que pertenecen. No pueden dar cuenta de que sus problemas -que supuestamente son problemas de los otros- tienen su raíz en la incapacidad para establecer el equilibrio entre la camaradería y la competición en su vida familiar. Generalmente quien se lleva mal con los miembros de la Iglesia no tiene mejores relaciones con los miembros de su propia familia.

Recuerdo una experiencia singular ocurrida hace más de 20 años. Habían aparecido en el culto, el mismo domingo, dos familias procedentes del interior del País. Al cabo de cierto tiempo visité a estos matrimonios y en los dos casos les pregunté su opinión sobre la congregación que habían escogido al llegar a Buenos Aires. Uno de ellos dijo que la gente de la congregación era amorosa y fraternal y que existía una atmósfera espiritual que les edificaba. Para el otro matrimonio, se trataba de creyentes tibios, no muy espirituales. Vale la pena citar las palabras tal como fueron dichas: "Un matrimonio nos invitó a conocer Buenos Aires sólo para que supiéramos que se habían comprado un coche nuevo, nos pareció gente muy orgullosa". ¿Estaban hablando de la misma congregación? Si, pero según el color de los lentes de cada uno. No fue necesario investigar mucho para descubrir la problemática familiar del matrimonio criticón. Les pregunté por el resto de su familia y saltó la liebre. Los dos miembros del matrimonio estaban peleados con sus respectivos hermanos carnales "porque éstos no eran creyentes y por lo tanto no podían comprenderlos"??

La experiencia religiosa no debe ser una evasión neurótica de la realidad, es muy común que la gente trate de escaparse de sus propios problemas emocionales, proyectándolos hacia afuera, hacia los otros. Por otro lado, los neuróticos se atraen entre sí, formando a veces verdaderas comunidades enfermizas y enfermantes.

El poder terapéutico de la fe cristiana, expresado a través de la Iglesia, hace posible la reconciliación entre hermanos divididos por tensiones de origen psicológico. Si somos capaces de comprender que existen causas que proceden de la familia de origen, los problemas serán esclarecidas. Si nos movemos con el espíritu comprensivo y amoroso que corresponde a una comunidad de fe que actúa como comunidad terapéutica.

Al final del capítulo 4 del Evangelio según San Mateo encontramos la multiforme problemática de la gente que vino a escuchar a Jesús cuando predicó su Sermón llamado de la Montaña. Tenían mas problemas que los que podría tener una congregación de nuestros idas. Sin embargo, por el sólo hecho de reunirse en torno a Jesucristo aceptándolo como Señor, Salvador y Maestro, Jesús les dijo: "Vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo". Si lo dijo a ellos ¿por qué no a nosotros?

Si realmente nos congregamos en torno a Jesucristo, como los que escucharon el Sermón de la Montaña, somos Iglesia-Comunidad Terapéutica. Pero si tomamos a la Iglesia como un club religioso entonces hay una gran diferencia. Si solo tenemos lo que Wesley llamaba una religión de verano, si no tomamos en serio la realidad de que Jesucristo es el Señor de la Iglesia, jamás seremos una comunidad terapéutica.

Generalmente son pocos los que se disponen a ser líderes de la Iglesia. Es decir, los que están dispuestos a estar al lado de Jesús, como en el Sermón de la Montaña, asumiendo responsabilidades y acompañando al Señor en su tarea. Estos hermanos, a veces son muy criticados por los que no hacen nada. Sin embargo, el futuro de una congregación depende de su liderazgo laico. Es necesario que a los dirigentes de la Iglesia, - sean pastores o laicos - los conozcamos más, los respetemos más, los amemos más, los imitemos más y los critiquemos menos. Es necesario reconocer nuestras diferencias como sujetos singulares que somos. No hay plural para cada uno de nosotros, solo singular. Que seamos diferentes no significa que seamos mejores o peores. Sencillamente somos distintos. Debemos aceptar nuestras diferencias y respetar nuestros disensos, para poder abrazarnos en el amor de Cristo.

El reconocimiento de Dios como Padre amante, que nos perdona nuestros pecados y nos motiva a vivir una vida superior, es una necesidad para cada cristiano. Dios es amor, nos dice San Juan, y esa definición va mas allá de las palabras que representan esta idea.

Es necesario reconocer a los miembros de nuestra comunidad como nuestros hermanos en la familia de Dios. Debemos ayudarnos unos a otros para comprender esos "errores que nos son ocultos" como dice el Salmo 19:12. Errores que no podemos comprender sin la ayuda del hermano. Que el Señor os bendiga y os guarde y os permita ser una Iglesia Militante, mas cercana al ideal del Nuevo Testamento por el esfuerzo de todos, bajo el Señorío de Jesucristo y el poder del Espíritu Santo. Amén.

© Psicopastoral - 2007

Publicado con permiso de su autor del Dr. Jorge León

www.psicologia-pastoral.com.ar